Todos tenemos probabilidad de morír en cualquier momento,
No voy a morírme,
Pero me ha nacido la necesidad
De dejar arreglado todo, por si sucediese.
No puedo dejar cabos sueltos ni permitir que se pregunten: ¿Que hubiese hecho ella?
Pues les haré saber, que haré.
Si me imagino muerta,
Quizá pierda el miedo que me resta a vivír,
Tomará tiempo,
Pero habré de hacerlo.
Lo peor de morirse sin pensarlo,
Es el dolor ajeno,
Y si aun muerta,
Puedo dejar algo de sonrisa,
Lo haré, aunque me juegue las lagrimas en vida.
Siempre odiaré las despedidas.
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