Es grato percibir, como se va aprendiendo a filtrar, como una araña, desemarañar, pasar y dejar pasar a consciencia, las energías, a no dar de más y tampoco de menos.
Aprender a reconocer y a tantear los limites y donde es preciso el intercambio, no a lo justo pero si a lo necesario de cada quien.
Y agradecer no más, cada aparecer, amanecer, anochecer, y florecer.
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