miércoles, 2 de noviembre de 2011

"—Por qué, con tus encantamientos infernales, me has arrancado a la
tranquilidad de mi primera vida... El sol y la luna brillaban para mí sin artificio;
me despertaba entre apacibles pensamientos, y al amanecer plegaba mis hojas
para hacer mis oraciones. No veía nada de malo, pues no tenía ojos; no
escuchaba nada de malo, pues no tenía oídos; ¡pero me vengaré!
Discurso de la mandrágora,
en Isabel de Egipto, dé ACHIM VON ARNIM."

Rayuela, de Julio Cortazár
Cap 126

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